Desde la educación social, queremos destacar la importancia de respetar los derechos humanos en el trabajo con personas con enfermedad mental. La Declaración Universal de los Derechos Humanos debe ser la brújula que guíe a las educadoras y educadores sociales en su labor, especialmente en este ámbito. Además, nuestro trabajo es fundamental en la lucha contra el estigma y en la promoción del conocimiento sobre la enfermedad mental, sin trivializarla ni romantizarla, pero tampoco dramatizarla ni excluir a quienes la padecen.

Como en toda nuestra profesión, se trata de mantener un equilibrio: proporcionar los cuidados necesarios sin anular la autonomía de la persona, y promover su empoderamiento para que sea protagonista de su propio proceso. 

Como decía Paulo Freire: “Nadie educa a nadie, nadie se educa a sí mismo, las personas se educan entre sí con la mediación del mundo”. Esta reflexión nos recuerda que el proceso de acompañamiento debe ser horizontal y basado en el diálogo, donde ambas partes se enriquezcan mutuamente.